Si bien no todos los que tienen habilidad en las manos para poder tocar un instrumento, tienen la misma habilidad para poder crearlo, hay algunos tips que pueden saber, por lo menos para poder intentar crear un instrumento que luego puedan tocar o regalar para que alguien comience.
Hay miles de materiales y formas de conseguir estos materiales, en este caso, para poder crear un tambor, pero en este caso te presentaremos algunos de ellos, a ver qué te parece.
Antes que nada tienes que conseguir el material que sonará, que por lo general (o siempre) es alguna clase de cuero. Se trata de piel de animal sin pelo; y que obviamente será determinado por el tamaño del tambor que quieras hacerte. No es difícil conseguir este tipo de materiales; y puedes hacerlo en las talabarterías, talleres de cuero y hasta en grandes sederías.
Recuerda que esta piel tiene que quedar lo suficientemente tensa para que el tambor suene como debería.
En cuanto al contenedor del mismo, puedes usar lo que encuentres más a mano; algunos dicen que para comenzar, puede ser una calabaza de madera, ya que en ese caso realizarás alguno que tenga una forma determinada y decorativa, y otros dicen que puede hacerse con un tarro de cartón duro, como el que se utiliza por ejemplo para contener harinas o dulces.
Para unir los dos materiales, puedes optar por una forma un poco más trabajosa, o puedes hacerlo más simple en el caso de que sea para los niños. Si se trata de un tambor pequeño, para chicos, lo mejor es cortar el diámetro del cilindro en cuero, y presentarlo sobre él, sujetándolo luego con una o varias banda elásticas.
Si es para uso de personas más grandes, lo mejor es ponerse a trabajar un poco más. Por eso es preferible cortar las pieles, si es posible en varias capas, un poco más grandes que el cilindro base y poder hacerle unos cortes formando unas aletas.
Son esas aletas será mucho más fácil pegarlo. Lo mejor es pegarlo con cemento de contacto y dejarlo varios días hasta que se seque. De esa manera quedará más resistente, y obviamente más prolijo.
Una vez que tiene terminados todos estos pasos, sólo te quedará decorarlo de la manera que más te guste. Puedes pintarlo, puedes pegarle apliques o en el caso de los niños puedes hacer que ellos mismos hagan su decoración.